miércoles, 11 de junio de 2014

Penitencia

Yo seguía en una nube y al entrar en la sala mi madre se giró hacia mi y me volvió a recalcar que no me moviese o hablase, viese lo que viese, escuchase lo que escuchase o sintiese lo que sintiese y como no se me quitaba la sonrisa boba de la cara le encargó a Begoña que me vigilase.
-Madre, no fallará.
Entramos en una pequeña sala, rodeada de cortinas y fuimos tomando asiento mirando hacia una de las paredes, mi madre en el asiento mas adelantado, Olga a su derecha un poco retrasada, Begoña y yo a la izquierda en una segunda linea, Begoña acercó su silla lo mas que pudo a mi izquierda, estaba nerviosa, mucho mas que yo, quizá porque yo no era consciente de que iba a pasar o por no fallarle a mi madre, que ya me había dado cuenta de que aquí era una persona importante, por no decir la jefa.
Llevábamos unos dos minutos y empecé notar ansiedad.
-Esa sensación de ansiedad, no es tuya, cierra los ojos, respira profundamente y siente de donde viene y resístelo.
Sin haberse movido un milímetro de su postura en la silla, sabia que estaba hablando conmigo, hice tal como me dijo y lo sentí, la sensación venia de mas allá de la cortina y luche contra ella.
-Mejor, ya podemos empezar. Olga cuando quieras.
Se abrió la cortina y si no fuese por que estaba concentrado contra la ansiedad habría saltado de la impresión y soltado un par de tacos. Estábamos en un “puto coliseo romano”, bueno uno en miniatura, en un lateral había 5 jaulas con mujeres en túnica, unas 15 por jaula, enfrentadas unos postes con hombres no les conté pero había muchos y en el centro atadas a dos postes Anastasia y Primavera, miré a Begoña y me apretó la mano y me pidió con la mirada y susurrando que no me moviese o hablase. Conseguí tragar el nudo que se me había formado en la garganta y mire otra vez al frente y de nuevo a Begoña afirmé con la cabeza. Al poco el “espectáculo” comenzó, una voz en off iba leyendo nombres, fallos y castigos. Llevábamos una hora y media cuando el ultimo hombre fue sacado de allí después de ser castigado. La cortina se volvió a cerrar.
-Hasta el momento no lo estas haciendo mal. Dime como te sientes.
-Siento asco, no me gusta esto.
-Eso está bien, no tiene que gustarte castigar. Ahora no luches contra la ansiedad, deja que se deslice a tu alrededor e intenta que lo que sientes no salga de ti, puedes fijarte en como está Begoña, está a punto de vomitar, estas proyectando lo que sientes para evitar, lo que te rodea. Déjalo que fluya a tu alrededor.
En el momento que dejé de luchar, me sentí libre, la sensación estaba ahí pero no me molestaba, Begoña también noto el cambio, me miro y sonrió. Se abrió la cortina y la misma voz de antes empezó a nombrar a las mujeres, la falta cometida y el castigo. Con una diferencia a los hombres una misma mujer aplicaba el castigo a 6 o 7 antes de llevarlos fuera, con las mujeres era un castigo individualizado una castigaba otra recibía el castigo y se retiraban las dos, curioso. Finalmente solo quedaron Anastasia y Primavera. Se volvió a cerrar la cortina.
-¿Que has sentido esta vez?.
-Excitación, asco y pena. Ahora es cuando castigas vas a castigar a Anastasia y Primavera verdad.
- Si y quiero que te centres en ellas y solo en ellas, olvida el resto. Olga haz un buen trabajo. Ocupa el lugar de Olga.
Olga se salio de balcón y cuando se abrió la cortina estaba en la arena. La voz en off empezó a hablar y me centré en Anastasia y en Primavera.
Anastasia, por irrumpir el la casa de la Madre, causar el caos y provocar lesiones a la guardia personal de La Madre y derramar su sangre su castigo 30 latigazos de sangre.”
-Mama no puedo quedarme de brazos cruzados y que se castigue a Anastasia por herir a tus escoltas, cuando los golpes les di yo._susurre a mi madre.
Levantó una mano y se puso en pie. Un murmullo llego desde el coliseo. Olga tomó la palabra y dijo.
-Solicito la declaración de las escoltas lesionadas.
La voz en off continuo.
Primavera por no cumplir con sus cometidos de emergencia y seguridad al dejar el paso a personal no autorizado, con el eximente de cumplir ordenes su castigo será de diez latigazos de sangre.”
-Tranquilo yo me ocupo. Dejádmelo a mi. Has echo lo correcto.
Tardaron 5 minutos en aparecer y estas, cuando aparecieron las escoltas, parecía que venían de la guerra vendajes en la cabeza, los brazos, cojeando... Olga las fue interrogando una a una y todas dijeron lo mismo un hombre había entrado en la habitación y que habían intentado neutralizarme, sin conseguirlo y que parecía estar en trance con un objetivo muy claro llegar a La Madre. Después de que terminaron su declaración nos encaminamos, guiados por mi madre, a la arena y desde allí habló.
-Este chico de nombre Segismundo, es mi hijo._un murmullo generalizado vino de lo que seria el anfiteatro, no se podía ver nada por las disposición de las luces. -Como el mismo a reconocido, las escoltas así han confirmado y yo he visto de primera mano, es el culpable de las agresiones sufridas por mis escoltas, a las que estoy muy agradecida por el trabajo realzado durante estos años._esta vez se escucharon voces de indignación -Sin embargo, debo añadir, que mi hijo, no actuaba por voluntad propia en el momento de las agresiones, sino que lo hacia impulsado por mi voluntad y se ha derramado sangre. Por eso pregunto a las que han sangrado ¿Queréis sangre como compensación?
-Si
-No
Se miraron sorprendidas por la respuesta de la otra y se pusieron a discutir, no tardaron mucho
-”Madre” estamos de acuerdo en que el comportamiento ha de ser castigado y nos conformamos con dos latigazos de sangre.
-Gracias hija. Eximo a mi hijo de cumplir ningún castigo, el ya ha derramado su sangre salvando a una de nuestras pupilas, sin pedir nada a cambio, ademas de lesiones todavía no curadas. Yo ocupare su lugar.
Un grito de sorpresa recorrió todo el anfiteatro, seguido por gritos de protesta. Me había quedado petrificado, como casi todas las presentes en la arena, momento que aprovecharon Olga y mi madre para ir hacia el lateral donde estaban Anastasia y Primavera. La primera en reaccionar fue Begoña que se coloco delante de mi y me abrazaba intentando que no las siguiese, aunque a duras penas.
-Echadme una mano a sujetarle, no puede ir con La Madre._Las cinco a la vez me sujetaron.
-Soltadme_dije intentando soltarme de ellas. Cosa del todo imposible porque tenia a una en cada pierna brazo y la ultima sujetándome por la cintura, además de a Begoña.
-Segismundo, escúchame, no puedes ir con ella. ¡Por favor!... Haz lo que ella te dijo, céntrate en Anastasia y en Primavera, olvida el resto.
-Esta bien, tu ganas, no me moveré de aquí.
-Gracias Segismundo. Chicas podéis soltarlo.
-Estas segura.
-Si, nunca miente y ha dicho que no se moverá.
Me soltaron con recelo y se quedaron a la espera. Me encaré a la que había hablado con mi madre y me la quedé mirando enfadado. La vi que se ponía ha temblar y casi había conseguido que llorase, cuando Olga me dio una colleja que casi me parte el cuello.
-No tienes derecho. No lo vuelvas a intentar.
Se fue sin decir nada mas, tal como había llegado sin que se notase su presencia.
-Lo siento, tengo miedo, estoy asustado, cabreado. Es la primera vez que hago esto de manera consciente y no se bien que he echo. Por favor perdóname.
Deje a todas con la boca abierta, solo pudo afirmar con la cabeza. Me giré hacia donde estaban Anastasia, Primavera y mi madre en el centro con unos 2 metros de separación entre cada una. Estaban de espaldas a nosotros, desnudas de cintura para arriba, con Olga a su lado llevando un látigo en cada mano. Me costó tragar el nudo que se me había formado en la garganta.
-Begoña, no se si voy a poder quedarme quieto, ayúdame a ponerme de rodillas.
Me puse de rodillas con la ayuda de Begoña y respiré hondo mientras recordaba las palabras de mi madre y me concentraba; podía notar perfectamente que las cinco mujeres que me rodeaban estaban asustadas de mi, Begoña a mi lado estaba tranquila expectante, en el anfiteatro expectación incredulidad, enfado... , abajo... si abajo dolor agradecimiento y arrepentimiento.
Seguí buscando hasta que encontré a Olga Anastasia Primavera y mi madre, filtré al resto hasta que desaparecieron, seguían ahí pero sin molestar, me seguí concentrando hasta que solo sentía a Primavera y Anastasia. El primer latigazo que recibió Anastasia me pillo desprevenido, joder como escocia, abrí los ojos y vi llegar el segundo y por instinto luché, las 5 cayeron al suelo retorciéndose de dolor, mierda así peor, mejor no verlo llegar cerré otra vez los ojos. Cayo el tercero, el cuarto... veinte en total, ahora le tocaba el turno a Primavera, escuche el chasquido del látigo y esperaba el dolor, abrí los ojos al darme cuenta a quien había ido dirigido ese latigazo, vi caer una gota de sangre y como llegaba a cámara lenta el segundo latigazo.
Me derrumbé, había sido mas de lo que podía soportar en un día, encontrar a mi madre tras 10 años, descubrir algo parecido a unos poderes, sufrir el látigo aunque de manera indirecta y por último, ver como mi madre era castigada, 20 minutos después desperté incorporándome con un alarido de dolor, de donde estaba tumbado.
-Me duele ...
Me quedé a medias, sin acabar la frase, al darme cuenta de que no me dolía nada. Trece pares de ojos me observaban sin decir nada. Mi madre, Primavera y Anastasia estaban tumbadas en unas camillas donde dos enfermeras las estaban curando los latigazos, de mi madre se ocupaba Olga. Me volví a recostar en la camilla.
-¿Porque?... no no no ¿Cuando?... no tampoco ¿Por que yo?... no tampoco ¿Que es todo esto?...¿Que?...¿Donde?
-Para, para. De una en una. Danos tiempo a intentar contestarte. Pero primero contestame algo ¿Que has sentido?
-Dolor, mucho dolor y ...¿por que aceptáis los castigos, tan alegremente?¿Que sentido tienen?...lo que de verdad quiero saber si me voy a poder ir a mi casa._deje a todas descolocadas con mi pregunta. Durante un minuto no dijeron nada.
-Hijo, ya conoces la respuesta.
-Tenia que intentarlo. Por que puedo sentir como se sienten las personas a mi alrededor. Tiene eso algo que ver. No se exactamente lo que he echo antes y posiblemente no sea capaz de repetirlo.
-Si, tiene que ver. Todos en mayor o menor medida somos capaces de saber si hay alguien cerca nuestro sin verlo o de detectar si alguien nos mira. Es eso mismo pero a gran escala. La cuestión es que no deberías de ser capaz de hacerlo por que yo misma me encargue de sellarlo.
-Osea que me lo vas a quitar.
-Ya no se puede, por eso te he estado guiando esta noche para que vieses de lo que eres capaz. Esta va ha ser la única vez que te libres de un castigo, ten en cuenta como nos las gastamos y actúa en consecuencia.
Me quedé pensando y recopilando todo lo sabia de ese poder, reflejar los ataques psíquicos, detectar a la gente a mi alrededor en una esfera de radio bastante amplio, conocer sus sentimientos mas a flor de piel, reflejarlo, conocer sus próximos movimientos, proyectar un sentimiento a una persona en concreto y concentrándome lo suficiente sentir lo mismo que esa persona. Mientras pensaba deje que mi sentido recorriese la habitación centrando mi atención unos segundos en cada una de ellas, hasta que llegue a Olga y no emitía ningún sentimiento intenté ahondar un poco y me encontré con un muro y un cartel de prohibido el paso. Así es como lo entendí y me fui de allí.
-Ja, te dije que no iba a picar.
-Ha estado a punto.
-Claro que si, lleva cinco minutos sabiendo lo que puede hacer y no le dejas sentir nada, es normal que sienta curiosidad. Hijo es de mal gusto hurgar en la cabeza de las personas, ademas que está castigado muy severamente. Puedes decirme cuanto tiempo llevo dentro de tu cabeza.
En todo momento había sentido a mi madre muy cerca de mi, pero hasta que no me lo dijo no fui capaz de darme cuenta como de cerca, estaba dentro de mi cabeza, usando conmigo lo mismo que yo intentaba hacer con Olga, con la diferencia que yo no tenia muralla, ni defensas, ni nada con que proteger mi mente. Encontré a mi madre fácilmente y la invité a salir y la acompañe hasta el puesto de guardia que había empezado a montar a toda prisa junto con un guarda. “mira mamá tienes razón, no me gusta que se metan en mi cabeza y no lo volveré ha hacer. Puedes venir cuando quieras, nunca te he ocultado nada, Fran te dejará pasar.”
-Ponle un tejado a Fran.

Terminaron de curarlas y mi madre y Olga continuaron con sus quehaceres, el resto nos fuimos a casa de la Doctora por orden de mi madre y cuando digo el resto es el resto, Anastasia, Begoña, Primavera y las cinco escoltas, que a partir de ese momento se encargaban de nuestra protección.