Yo
seguía en una nube y al entrar en la sala mi madre se giró hacia mi
y me volvió a recalcar que no me moviese o hablase, viese lo que
viese, escuchase lo que escuchase o sintiese lo que sintiese y como
no se me quitaba la sonrisa boba de la cara le encargó a Begoña que
me vigilase.
-Madre,
no fallará.
Entramos
en una pequeña sala, rodeada de cortinas y fuimos tomando asiento
mirando hacia una de las paredes, mi madre en el asiento mas
adelantado, Olga a su derecha un poco retrasada, Begoña y yo a la
izquierda en una segunda linea, Begoña acercó su silla lo mas que
pudo a mi izquierda, estaba nerviosa, mucho mas que yo, quizá porque
yo no era consciente de que iba a pasar o por no fallarle a mi madre,
que ya me había dado cuenta de que aquí era una persona importante,
por no decir la jefa.
Llevábamos
unos dos minutos y empecé notar ansiedad.
-Esa
sensación de ansiedad, no es tuya, cierra los ojos, respira
profundamente y siente de donde viene y resístelo.
Sin
haberse movido un milímetro de su postura en la silla, sabia que
estaba hablando conmigo, hice tal como me dijo y lo sentí, la
sensación venia de mas allá de la cortina y luche contra ella.
-Mejor,
ya podemos empezar. Olga cuando quieras.
Se
abrió la cortina y si no fuese por que estaba concentrado contra la
ansiedad habría saltado de la impresión y soltado un par de tacos.
Estábamos en un “puto coliseo romano”, bueno uno en miniatura,
en un lateral había 5 jaulas con mujeres en túnica, unas 15 por
jaula, enfrentadas unos postes con hombres no les conté pero había
muchos y en el centro atadas a dos postes Anastasia y Primavera, miré
a Begoña y me apretó la mano y me pidió con la mirada y susurrando
que no me moviese o hablase. Conseguí tragar el nudo que se me había
formado en la garganta y mire otra vez al frente y de nuevo a Begoña
afirmé con la cabeza. Al poco el “espectáculo” comenzó, una
voz en off iba leyendo nombres, fallos y castigos. Llevábamos una
hora y media cuando el ultimo hombre fue sacado de allí después de
ser castigado. La cortina se volvió a cerrar.
-Hasta
el momento no lo estas haciendo mal. Dime como te sientes.
-Siento
asco, no me gusta esto.
-Eso
está bien, no tiene que gustarte castigar. Ahora no luches contra la
ansiedad, deja que se deslice a tu alrededor e intenta que lo que
sientes no salga de ti, puedes fijarte en como está Begoña, está a
punto de vomitar, estas proyectando lo que sientes para evitar, lo
que te rodea. Déjalo que fluya a tu alrededor.
En
el momento que dejé de luchar, me sentí libre, la sensación estaba
ahí pero no me molestaba, Begoña también noto el cambio, me miro y
sonrió. Se abrió la cortina y la misma voz de antes empezó a
nombrar a las mujeres, la falta cometida y el castigo. Con una
diferencia a los hombres una misma mujer aplicaba el castigo a 6 o 7
antes de llevarlos fuera, con las mujeres era un castigo
individualizado una castigaba otra recibía el castigo y se retiraban
las dos, curioso. Finalmente solo quedaron Anastasia y Primavera. Se
volvió a cerrar la cortina.
-¿Que
has sentido esta vez?.
-Excitación,
asco y pena. Ahora es cuando castigas vas a castigar a Anastasia y
Primavera verdad.
-
Si y quiero que te centres en ellas y solo en ellas, olvida el resto.
Olga haz un buen trabajo. Ocupa el lugar de Olga.
Olga
se salio de balcón y cuando se abrió la cortina estaba en la arena.
La voz en off empezó a hablar y me centré en Anastasia y en
Primavera.
“Anastasia,
por irrumpir el la casa de la Madre, causar el caos y provocar
lesiones a la guardia personal de La Madre y derramar su sangre su
castigo 30 latigazos de sangre.”
-Mama
no puedo quedarme de brazos cruzados y que se castigue a Anastasia
por herir a tus escoltas, cuando los golpes les di yo._susurre a mi
madre.
Levantó
una mano y se puso en pie. Un murmullo llego desde el coliseo. Olga
tomó la palabra y dijo.
-Solicito
la declaración de las escoltas lesionadas.
La
voz en off continuo.
“Primavera
por no cumplir con sus cometidos de emergencia y seguridad al dejar
el paso a personal no autorizado, con el eximente de cumplir ordenes
su castigo será de diez latigazos de sangre.”
-Tranquilo
yo me ocupo. Dejádmelo a mi. Has echo lo correcto.
Tardaron
5 minutos en aparecer y estas, cuando aparecieron las escoltas,
parecía que venían de la guerra vendajes en la cabeza, los brazos,
cojeando... Olga las fue interrogando una a una y todas dijeron lo
mismo un hombre había entrado en la habitación y que habían
intentado neutralizarme, sin conseguirlo y que parecía estar en
trance con un objetivo muy claro llegar a La Madre. Después de que
terminaron su declaración nos encaminamos, guiados por mi madre, a
la arena y desde allí habló.
-Este
chico de nombre Segismundo, es mi hijo._un murmullo generalizado vino
de lo que seria el anfiteatro, no se podía ver nada por las
disposición de las luces. -Como el mismo a reconocido, las escoltas
así han confirmado y yo he visto de primera mano, es el culpable de
las agresiones sufridas por mis escoltas, a las que estoy muy
agradecida por el trabajo realzado durante estos años._esta vez se
escucharon voces de indignación -Sin embargo, debo añadir, que mi
hijo, no actuaba por voluntad propia en el momento de las agresiones,
sino que lo hacia impulsado por mi voluntad y se ha derramado sangre.
Por eso pregunto a las que han sangrado ¿Queréis sangre como
compensación?
-Si
-No
Se
miraron sorprendidas por la respuesta de la otra y se pusieron a
discutir, no tardaron mucho
-”Madre”
estamos de acuerdo en que el comportamiento ha de ser castigado y nos
conformamos con dos latigazos de sangre.
-Gracias
hija. Eximo a mi hijo de cumplir ningún castigo, el ya ha derramado
su sangre salvando a una de nuestras pupilas, sin pedir nada a
cambio, ademas de lesiones todavía no curadas. Yo ocupare su lugar.
Un
grito de sorpresa recorrió todo el anfiteatro, seguido por gritos de
protesta. Me había quedado petrificado, como casi todas las
presentes en la arena, momento que aprovecharon Olga y mi madre para
ir hacia el lateral donde estaban Anastasia y Primavera. La primera
en reaccionar fue Begoña que se coloco delante de mi y me abrazaba
intentando que no las siguiese, aunque a duras penas.
-Echadme
una mano a sujetarle, no puede ir con La Madre._Las cinco a la vez me
sujetaron.
-Soltadme_dije
intentando soltarme de ellas. Cosa del todo imposible porque tenia a
una en cada pierna brazo y la ultima sujetándome por la cintura,
además de a Begoña.
-Segismundo,
escúchame, no puedes ir con ella. ¡Por favor!... Haz lo que ella te
dijo, céntrate en Anastasia y en Primavera, olvida el resto.
-Esta
bien, tu ganas, no me moveré de aquí.
-Gracias
Segismundo. Chicas podéis soltarlo.
-Estas
segura.
-Si,
nunca miente y ha dicho que no se moverá.
Me
soltaron con recelo y se quedaron a la espera. Me encaré a la que
había hablado con mi madre y me la quedé mirando enfadado. La vi
que se ponía ha temblar y casi había conseguido que llorase, cuando
Olga me dio una colleja que casi me parte el cuello.
-No
tienes derecho. No lo vuelvas a intentar.
Se
fue sin decir nada mas, tal como había llegado sin que se notase su
presencia.
-Lo
siento, tengo miedo, estoy asustado, cabreado. Es la primera vez que
hago esto de manera consciente y no se bien que he echo. Por favor
perdóname.
Deje
a todas con la boca abierta, solo pudo afirmar con la cabeza. Me giré
hacia donde estaban Anastasia, Primavera y mi madre en el centro con
unos 2 metros de separación entre cada una. Estaban de espaldas a
nosotros, desnudas de cintura para arriba, con Olga a su lado
llevando un látigo en cada mano. Me costó tragar el nudo que se me
había formado en la garganta.
-Begoña,
no se si voy a poder quedarme quieto, ayúdame a ponerme de rodillas.
Me
puse de rodillas con la ayuda de Begoña y respiré hondo mientras
recordaba las palabras de mi madre y me concentraba; podía notar
perfectamente que las cinco mujeres que me rodeaban estaban asustadas
de mi, Begoña a mi lado estaba tranquila expectante, en el
anfiteatro expectación incredulidad, enfado... , abajo... si abajo
dolor agradecimiento y arrepentimiento.
Seguí
buscando hasta que encontré a Olga Anastasia Primavera y mi madre,
filtré al resto hasta que desaparecieron, seguían ahí pero sin
molestar, me seguí concentrando hasta que solo sentía a Primavera y
Anastasia. El primer latigazo que recibió Anastasia me pillo
desprevenido, joder como escocia, abrí los ojos y vi llegar el
segundo y por instinto luché, las 5 cayeron al suelo retorciéndose
de dolor, mierda así peor, mejor no verlo llegar cerré otra vez los
ojos. Cayo el tercero, el cuarto... veinte en total, ahora le tocaba
el turno a Primavera, escuche el chasquido del látigo y esperaba el
dolor, abrí los ojos al darme cuenta a quien había ido dirigido ese
latigazo, vi caer una gota de sangre y como llegaba a cámara lenta
el segundo latigazo.
Me
derrumbé, había sido mas de lo que podía soportar en un día,
encontrar a mi madre tras 10 años, descubrir algo parecido a unos
poderes, sufrir el látigo aunque de manera indirecta y por último,
ver como mi madre era castigada, 20 minutos después desperté
incorporándome con un alarido de dolor, de donde estaba tumbado.
-Me
duele ...
Me
quedé a medias, sin acabar la frase, al darme cuenta de que no me
dolía nada. Trece
pares de ojos me observaban sin decir nada. Mi madre, Primavera y
Anastasia estaban tumbadas en unas camillas donde dos enfermeras las
estaban curando los latigazos, de mi madre se ocupaba Olga. Me volví
a recostar en la camilla.
-¿Porque?...
no no no ¿Cuando?... no tampoco ¿Por que yo?... no tampoco ¿Que es
todo esto?...¿Que?...¿Donde?
-Para,
para. De una en una. Danos tiempo a intentar contestarte. Pero
primero contestame algo ¿Que has sentido?
-Dolor,
mucho dolor y ...¿por que aceptáis los castigos, tan
alegremente?¿Que sentido tienen?...lo que de verdad quiero saber si
me voy a poder ir a mi casa._deje a todas descolocadas con mi
pregunta. Durante un minuto no dijeron nada.
-Hijo,
ya conoces la respuesta.
-Tenia
que intentarlo. Por que puedo sentir como se sienten las personas a
mi alrededor. Tiene eso algo que ver. No se exactamente lo que he
echo antes y posiblemente no sea capaz de repetirlo.
-Si,
tiene que ver. Todos en mayor o menor medida somos capaces de saber
si hay alguien cerca nuestro sin verlo o de detectar si alguien nos
mira. Es eso mismo pero a gran escala. La cuestión es que no
deberías de ser capaz de hacerlo por que yo misma me encargue de
sellarlo.
-Osea
que me lo vas a quitar.
-Ya
no se puede, por eso te he estado guiando esta noche para que vieses
de lo que eres capaz. Esta va ha ser la única vez que te libres de
un castigo, ten en cuenta como nos las gastamos y actúa en
consecuencia.
Me
quedé pensando y recopilando todo lo sabia de ese poder, reflejar
los ataques psíquicos, detectar a la gente a mi alrededor en una
esfera de radio bastante amplio, conocer sus sentimientos mas a flor
de piel, reflejarlo, conocer sus próximos movimientos, proyectar un
sentimiento a una persona en concreto y concentrándome lo suficiente
sentir lo mismo que esa persona. Mientras pensaba deje que mi sentido
recorriese la habitación centrando mi atención unos segundos en
cada una de ellas, hasta que llegue a Olga y no emitía ningún
sentimiento intenté ahondar un poco y me encontré con un muro y un
cartel de prohibido el paso. Así es como lo entendí y me fui de
allí.
-Ja,
te dije que no iba a picar.
-Ha
estado a punto.
-Claro
que si, lleva cinco minutos sabiendo lo que puede hacer y no le dejas
sentir nada, es normal que sienta curiosidad. Hijo es de mal gusto
hurgar en la cabeza de las personas, ademas que está castigado muy
severamente. Puedes decirme cuanto tiempo llevo dentro de tu cabeza.
En
todo momento había sentido a mi madre muy cerca de mi, pero hasta
que no me lo dijo no fui capaz de darme cuenta como de cerca, estaba
dentro de mi cabeza, usando conmigo lo mismo que yo intentaba hacer
con Olga, con la diferencia que yo no tenia muralla, ni defensas, ni
nada con que proteger mi mente. Encontré a mi madre fácilmente y la
invité a salir y la acompañe hasta el puesto de guardia que había
empezado a montar a toda prisa junto con un guarda. “mira mamá
tienes razón, no me gusta que se metan en mi cabeza y no lo volveré
ha hacer. Puedes venir cuando quieras, nunca te he ocultado nada,
Fran te dejará pasar.”
-Ponle
un tejado a Fran.
Terminaron
de curarlas y mi madre y Olga continuaron con sus quehaceres, el
resto nos fuimos a casa de la Doctora por orden de mi madre y cuando
digo el resto es el resto, Anastasia, Begoña, Primavera y las cinco
escoltas, que a partir de ese momento se encargaban de nuestra
protección.