miércoles, 11 de junio de 2014

Penitencia

Yo seguía en una nube y al entrar en la sala mi madre se giró hacia mi y me volvió a recalcar que no me moviese o hablase, viese lo que viese, escuchase lo que escuchase o sintiese lo que sintiese y como no se me quitaba la sonrisa boba de la cara le encargó a Begoña que me vigilase.
-Madre, no fallará.
Entramos en una pequeña sala, rodeada de cortinas y fuimos tomando asiento mirando hacia una de las paredes, mi madre en el asiento mas adelantado, Olga a su derecha un poco retrasada, Begoña y yo a la izquierda en una segunda linea, Begoña acercó su silla lo mas que pudo a mi izquierda, estaba nerviosa, mucho mas que yo, quizá porque yo no era consciente de que iba a pasar o por no fallarle a mi madre, que ya me había dado cuenta de que aquí era una persona importante, por no decir la jefa.
Llevábamos unos dos minutos y empecé notar ansiedad.
-Esa sensación de ansiedad, no es tuya, cierra los ojos, respira profundamente y siente de donde viene y resístelo.
Sin haberse movido un milímetro de su postura en la silla, sabia que estaba hablando conmigo, hice tal como me dijo y lo sentí, la sensación venia de mas allá de la cortina y luche contra ella.
-Mejor, ya podemos empezar. Olga cuando quieras.
Se abrió la cortina y si no fuese por que estaba concentrado contra la ansiedad habría saltado de la impresión y soltado un par de tacos. Estábamos en un “puto coliseo romano”, bueno uno en miniatura, en un lateral había 5 jaulas con mujeres en túnica, unas 15 por jaula, enfrentadas unos postes con hombres no les conté pero había muchos y en el centro atadas a dos postes Anastasia y Primavera, miré a Begoña y me apretó la mano y me pidió con la mirada y susurrando que no me moviese o hablase. Conseguí tragar el nudo que se me había formado en la garganta y mire otra vez al frente y de nuevo a Begoña afirmé con la cabeza. Al poco el “espectáculo” comenzó, una voz en off iba leyendo nombres, fallos y castigos. Llevábamos una hora y media cuando el ultimo hombre fue sacado de allí después de ser castigado. La cortina se volvió a cerrar.
-Hasta el momento no lo estas haciendo mal. Dime como te sientes.
-Siento asco, no me gusta esto.
-Eso está bien, no tiene que gustarte castigar. Ahora no luches contra la ansiedad, deja que se deslice a tu alrededor e intenta que lo que sientes no salga de ti, puedes fijarte en como está Begoña, está a punto de vomitar, estas proyectando lo que sientes para evitar, lo que te rodea. Déjalo que fluya a tu alrededor.
En el momento que dejé de luchar, me sentí libre, la sensación estaba ahí pero no me molestaba, Begoña también noto el cambio, me miro y sonrió. Se abrió la cortina y la misma voz de antes empezó a nombrar a las mujeres, la falta cometida y el castigo. Con una diferencia a los hombres una misma mujer aplicaba el castigo a 6 o 7 antes de llevarlos fuera, con las mujeres era un castigo individualizado una castigaba otra recibía el castigo y se retiraban las dos, curioso. Finalmente solo quedaron Anastasia y Primavera. Se volvió a cerrar la cortina.
-¿Que has sentido esta vez?.
-Excitación, asco y pena. Ahora es cuando castigas vas a castigar a Anastasia y Primavera verdad.
- Si y quiero que te centres en ellas y solo en ellas, olvida el resto. Olga haz un buen trabajo. Ocupa el lugar de Olga.
Olga se salio de balcón y cuando se abrió la cortina estaba en la arena. La voz en off empezó a hablar y me centré en Anastasia y en Primavera.
Anastasia, por irrumpir el la casa de la Madre, causar el caos y provocar lesiones a la guardia personal de La Madre y derramar su sangre su castigo 30 latigazos de sangre.”
-Mama no puedo quedarme de brazos cruzados y que se castigue a Anastasia por herir a tus escoltas, cuando los golpes les di yo._susurre a mi madre.
Levantó una mano y se puso en pie. Un murmullo llego desde el coliseo. Olga tomó la palabra y dijo.
-Solicito la declaración de las escoltas lesionadas.
La voz en off continuo.
Primavera por no cumplir con sus cometidos de emergencia y seguridad al dejar el paso a personal no autorizado, con el eximente de cumplir ordenes su castigo será de diez latigazos de sangre.”
-Tranquilo yo me ocupo. Dejádmelo a mi. Has echo lo correcto.
Tardaron 5 minutos en aparecer y estas, cuando aparecieron las escoltas, parecía que venían de la guerra vendajes en la cabeza, los brazos, cojeando... Olga las fue interrogando una a una y todas dijeron lo mismo un hombre había entrado en la habitación y que habían intentado neutralizarme, sin conseguirlo y que parecía estar en trance con un objetivo muy claro llegar a La Madre. Después de que terminaron su declaración nos encaminamos, guiados por mi madre, a la arena y desde allí habló.
-Este chico de nombre Segismundo, es mi hijo._un murmullo generalizado vino de lo que seria el anfiteatro, no se podía ver nada por las disposición de las luces. -Como el mismo a reconocido, las escoltas así han confirmado y yo he visto de primera mano, es el culpable de las agresiones sufridas por mis escoltas, a las que estoy muy agradecida por el trabajo realzado durante estos años._esta vez se escucharon voces de indignación -Sin embargo, debo añadir, que mi hijo, no actuaba por voluntad propia en el momento de las agresiones, sino que lo hacia impulsado por mi voluntad y se ha derramado sangre. Por eso pregunto a las que han sangrado ¿Queréis sangre como compensación?
-Si
-No
Se miraron sorprendidas por la respuesta de la otra y se pusieron a discutir, no tardaron mucho
-”Madre” estamos de acuerdo en que el comportamiento ha de ser castigado y nos conformamos con dos latigazos de sangre.
-Gracias hija. Eximo a mi hijo de cumplir ningún castigo, el ya ha derramado su sangre salvando a una de nuestras pupilas, sin pedir nada a cambio, ademas de lesiones todavía no curadas. Yo ocupare su lugar.
Un grito de sorpresa recorrió todo el anfiteatro, seguido por gritos de protesta. Me había quedado petrificado, como casi todas las presentes en la arena, momento que aprovecharon Olga y mi madre para ir hacia el lateral donde estaban Anastasia y Primavera. La primera en reaccionar fue Begoña que se coloco delante de mi y me abrazaba intentando que no las siguiese, aunque a duras penas.
-Echadme una mano a sujetarle, no puede ir con La Madre._Las cinco a la vez me sujetaron.
-Soltadme_dije intentando soltarme de ellas. Cosa del todo imposible porque tenia a una en cada pierna brazo y la ultima sujetándome por la cintura, además de a Begoña.
-Segismundo, escúchame, no puedes ir con ella. ¡Por favor!... Haz lo que ella te dijo, céntrate en Anastasia y en Primavera, olvida el resto.
-Esta bien, tu ganas, no me moveré de aquí.
-Gracias Segismundo. Chicas podéis soltarlo.
-Estas segura.
-Si, nunca miente y ha dicho que no se moverá.
Me soltaron con recelo y se quedaron a la espera. Me encaré a la que había hablado con mi madre y me la quedé mirando enfadado. La vi que se ponía ha temblar y casi había conseguido que llorase, cuando Olga me dio una colleja que casi me parte el cuello.
-No tienes derecho. No lo vuelvas a intentar.
Se fue sin decir nada mas, tal como había llegado sin que se notase su presencia.
-Lo siento, tengo miedo, estoy asustado, cabreado. Es la primera vez que hago esto de manera consciente y no se bien que he echo. Por favor perdóname.
Deje a todas con la boca abierta, solo pudo afirmar con la cabeza. Me giré hacia donde estaban Anastasia, Primavera y mi madre en el centro con unos 2 metros de separación entre cada una. Estaban de espaldas a nosotros, desnudas de cintura para arriba, con Olga a su lado llevando un látigo en cada mano. Me costó tragar el nudo que se me había formado en la garganta.
-Begoña, no se si voy a poder quedarme quieto, ayúdame a ponerme de rodillas.
Me puse de rodillas con la ayuda de Begoña y respiré hondo mientras recordaba las palabras de mi madre y me concentraba; podía notar perfectamente que las cinco mujeres que me rodeaban estaban asustadas de mi, Begoña a mi lado estaba tranquila expectante, en el anfiteatro expectación incredulidad, enfado... , abajo... si abajo dolor agradecimiento y arrepentimiento.
Seguí buscando hasta que encontré a Olga Anastasia Primavera y mi madre, filtré al resto hasta que desaparecieron, seguían ahí pero sin molestar, me seguí concentrando hasta que solo sentía a Primavera y Anastasia. El primer latigazo que recibió Anastasia me pillo desprevenido, joder como escocia, abrí los ojos y vi llegar el segundo y por instinto luché, las 5 cayeron al suelo retorciéndose de dolor, mierda así peor, mejor no verlo llegar cerré otra vez los ojos. Cayo el tercero, el cuarto... veinte en total, ahora le tocaba el turno a Primavera, escuche el chasquido del látigo y esperaba el dolor, abrí los ojos al darme cuenta a quien había ido dirigido ese latigazo, vi caer una gota de sangre y como llegaba a cámara lenta el segundo latigazo.
Me derrumbé, había sido mas de lo que podía soportar en un día, encontrar a mi madre tras 10 años, descubrir algo parecido a unos poderes, sufrir el látigo aunque de manera indirecta y por último, ver como mi madre era castigada, 20 minutos después desperté incorporándome con un alarido de dolor, de donde estaba tumbado.
-Me duele ...
Me quedé a medias, sin acabar la frase, al darme cuenta de que no me dolía nada. Trece pares de ojos me observaban sin decir nada. Mi madre, Primavera y Anastasia estaban tumbadas en unas camillas donde dos enfermeras las estaban curando los latigazos, de mi madre se ocupaba Olga. Me volví a recostar en la camilla.
-¿Porque?... no no no ¿Cuando?... no tampoco ¿Por que yo?... no tampoco ¿Que es todo esto?...¿Que?...¿Donde?
-Para, para. De una en una. Danos tiempo a intentar contestarte. Pero primero contestame algo ¿Que has sentido?
-Dolor, mucho dolor y ...¿por que aceptáis los castigos, tan alegremente?¿Que sentido tienen?...lo que de verdad quiero saber si me voy a poder ir a mi casa._deje a todas descolocadas con mi pregunta. Durante un minuto no dijeron nada.
-Hijo, ya conoces la respuesta.
-Tenia que intentarlo. Por que puedo sentir como se sienten las personas a mi alrededor. Tiene eso algo que ver. No se exactamente lo que he echo antes y posiblemente no sea capaz de repetirlo.
-Si, tiene que ver. Todos en mayor o menor medida somos capaces de saber si hay alguien cerca nuestro sin verlo o de detectar si alguien nos mira. Es eso mismo pero a gran escala. La cuestión es que no deberías de ser capaz de hacerlo por que yo misma me encargue de sellarlo.
-Osea que me lo vas a quitar.
-Ya no se puede, por eso te he estado guiando esta noche para que vieses de lo que eres capaz. Esta va ha ser la única vez que te libres de un castigo, ten en cuenta como nos las gastamos y actúa en consecuencia.
Me quedé pensando y recopilando todo lo sabia de ese poder, reflejar los ataques psíquicos, detectar a la gente a mi alrededor en una esfera de radio bastante amplio, conocer sus sentimientos mas a flor de piel, reflejarlo, conocer sus próximos movimientos, proyectar un sentimiento a una persona en concreto y concentrándome lo suficiente sentir lo mismo que esa persona. Mientras pensaba deje que mi sentido recorriese la habitación centrando mi atención unos segundos en cada una de ellas, hasta que llegue a Olga y no emitía ningún sentimiento intenté ahondar un poco y me encontré con un muro y un cartel de prohibido el paso. Así es como lo entendí y me fui de allí.
-Ja, te dije que no iba a picar.
-Ha estado a punto.
-Claro que si, lleva cinco minutos sabiendo lo que puede hacer y no le dejas sentir nada, es normal que sienta curiosidad. Hijo es de mal gusto hurgar en la cabeza de las personas, ademas que está castigado muy severamente. Puedes decirme cuanto tiempo llevo dentro de tu cabeza.
En todo momento había sentido a mi madre muy cerca de mi, pero hasta que no me lo dijo no fui capaz de darme cuenta como de cerca, estaba dentro de mi cabeza, usando conmigo lo mismo que yo intentaba hacer con Olga, con la diferencia que yo no tenia muralla, ni defensas, ni nada con que proteger mi mente. Encontré a mi madre fácilmente y la invité a salir y la acompañe hasta el puesto de guardia que había empezado a montar a toda prisa junto con un guarda. “mira mamá tienes razón, no me gusta que se metan en mi cabeza y no lo volveré ha hacer. Puedes venir cuando quieras, nunca te he ocultado nada, Fran te dejará pasar.”
-Ponle un tejado a Fran.

Terminaron de curarlas y mi madre y Olga continuaron con sus quehaceres, el resto nos fuimos a casa de la Doctora por orden de mi madre y cuando digo el resto es el resto, Anastasia, Begoña, Primavera y las cinco escoltas, que a partir de ese momento se encargaban de nuestra protección.

miércoles, 9 de abril de 2014

Reencuentro

Día 19
Había pasado una semana, en la cual Begoña y Anastasia intentaron por todos sus medios que me sintiese como en casa, pero todos sus intentos chocaban de lleno con mi indiferencia, comía cuando me traían alimentos, dormía cuando me decían, hacia lo que me decían, cuando me lo decían, donde me lo decían, interacción cero patatero.
La verdad es que las hice pasar una semana bastante mala, ellas intentando animarme y hacerme sentir bien y yo ignorándolas, durante esa semana me fueron trayendo mis cosas de casa, intentando que me animase, pero conseguían el efecto contrario me sumía cada vez mas en un estado depresivo, me había dado cuenta de que de allí no me iban a dejar salir y aunque consiguiese escapar no tardarían en volver a cogerme y no al no encontrar una salida me hundía cada vez mas en la depresión.
Supongo que durmiendo en algún momento se me debió escapar algo sobre mi madre, hoy note que las dos estaban mas nerviosas de lo normal sobre todo la doctora andaban todo el rato cuchicheando, hablando por teléfono en susurros, finalmente me hizo ponerme un traje, bueno parte de un traje, porque con la escayola no me podía poner la chaqueta ni estirar la manga de la camisa, me peinaron y me montaron en un cochecito eléctrico y me llevaron hasta un edificio con una escalinata, cuando empezamos a subir me empecé a poner nervioso, era una sensación extraña que me hacia mirar a mi alrededor buscando no sabia el que. La doctora hizo una llamada cuando llegamos a las puertas del edificio y alguien abrió la puerta e intercambio unas palabras con la doctora.
-Doctora Anastasia espero que sepa lo que está haciendo
-Eso espero yo también.
Entramos y miré a todos los lados buscando a la voz, había reconocido la voz como perteneciente a la jefa de emergencias que me trajo aquí y quería ajustarle las cuentas, no la vi por ningún lado. Avanzamos unos 50 metros por pasillos, giramos en varias esquinas y tras pasar un par de puertas nos paramos delante de una muy ricamente decorada, la sensación extraña que había notado desde que nos acercamos al edificio se había ido intensificando y ahora me impelía a avanzar, eso es lo que hice, abrí las puertas y clave mi mirada en la persona sentada en el escritorio a cinco metros.
El siguiente minuto es muy difuso, tenia que llegar hasta la persona de la mesa eso es lo único que recuerdo. Solo caminaba, un paso, luego otro, así hasta completar los cinco metros, llenos de obstáculos, los cuales fui esquivando con los ojos anegados de lágrimas sin ver, sin separa los ojos de esa mujer, presidiendo la sala. Obstáculos que se interponían en mi camino, hacia ese escritorio, en los que para mi se había convertido en lo mas importante del mundo. No veía nada, sentía los obstáculos a mi alrededor; donde estaban, que hacían, como se sentían, sus próximas acciones y al fondo a menos de cinco metros la mujer que era mi objetivo, irradiando una calidez como hacia mucho que no sentía.
Finalmente llegué a la mesa y me abrace a mi madre que estaba esperando con los brazos abiertos y caímos de rodillas al suelo mientras, aspiraba el aroma de su pelo por primera vez desde hacia 10 años.
No era capar de hablar, pero mi cerebro empezó a funcionar a mil por hora y a acumular preguntas un millón mas a las que ya tenia, pero mi cerebro y mi boca no se comunicaban, solo pude decir.
-Mamá.
-Si hijo, si. Mamá está aquí. Sssss no digas nada. Ya todo está bien... Olga querida da por finalizada la reunión y que no salga de aquí lo que ha ocurrido.
Hubo algo de movimiento en la sala pero yo seguí sin separarme de mi madre a la que hacia tanto tiempo que no veía.
-Bueno bueno bueno, la que has liado en un momento ¡eh!.
La miré a los ojos con una risa bobalicona, sin saber que me estaba contando.
-Si, si te digo a ti. ¡Te parecerá poco! Lesionar y deshacerte de la mitad de mi escolta.
-Lesionar... deshacer... mitad... escolta._estaba obligando a mi cerebro a funcionar. Costaba.
-Si, si, eso mismo, están detrás tuyo.
-Detrás... mio... ¡Si solo he caminado hasta ti! Me llamabas_ya era capaz de pensar por mi mismo, aunque no mucho.
-¡Solo dices! ... mmm... te creo, pero echa un vistazo detrás tuyo.
Arriesgue un vistazo alrededor nuestro y vi a 7 chicas tiradas por el suelo había otras 5 ayudando a las caídas dos mas en la puerta de entrada con cara de enfadadas, reteniendo a Anastasia y Begoña sin quitarme ojo, así como otra cerca, de pie a nuestro lado, estática, sin prestarnos atención pero pendientes de nosotros. Me vino a la mente a modo de flash de los cinco metros que caminé entre ellas, me fue cambiando la cara.
-¡Oh oh! Mamá, lo siento, no era mi intención lesionar a nadie ¡ni siquiera se como lo he echo! Cuando se abrió la puerta y te vi, solo podía pensar en llegar hasta ti, se que algo se interpuso en mi camino, pero simplemente lo esquivé.
-Lo sé y no te preocupes, de momento, en un par de días estarán recuperadas, les dolerá un poco el orgullo ,ya nos preocuparemos de eso mas adelante. Anastasia revisa a las chicas y me das un informe, Begoña échale una mano con las curas, Olga ayúdame a levantarme y después con cuidado entre las dos levantamos a Segismundo, es mi hijo sabes y aunque no lo parezca tiene un par de costillas rotas.
-Si “Madre”.
La tal Olga enarcó una ceja, como si no se creyese lo que decía, pero no discutió y se dispuso a levantara mi madre. Entre las dos me levantaron con mucho cuidado y aun así no pude evitar poner una mueca de dolor y perder el aliento.
-Puedo echar un vistazo a esa costilla_dijo Olga.
Me miraba a mi, mire a mi madre que se encogió de hombros sin perder la sonrisa, no me dio tiempo ni a decir que si, me cogió el brazo escayolado a la altura del hombro, por encima de la escayola, me lo sujetó firmemente y estuvo palpando mi hombro izquierdo, el dislocado, por las costillas, brazo, luego me quitó la camisa y siguió palpando en un momento dado cambio la sujeción por la del otro hombro y tiró hacia arriba a la vez que metía dos dedos debajo de la axila. No era un dolor insoportable, aunque tampoco se lo podía decir, la muy cabrona me había dejado sin poder hablar, soltó la presión treinta segundos después y me quedé jadeando.
-Un nervio pinzado y el tendón fuera de su sitio. Tres sesiones mas.
-Lo dejo en tus manos Olga._solo cabeceo, ni una palabra mas.
Salió de la sala a la vez que una de las chicas de la puerta se coloco a nuestro lado. Anastasia ya había terminado de reconocer las lesiones de las chicas, estaba esperando apartada para dar su informe. Cuando vio que mi madre la prestaba atención dio un paso adelante, se dejo caer de rodillas al suelo e inclinándose hasta tocar con la frente el suelo estirando los brazos juntos hacia delante. Begoña se dio cuenta de lo que hacia Anastasia he hizo intención de acompañarla.
-Begoña ¡Esto no es asunto tuyo!_dijo mi madre.
Estábamos observando a Anastasia cuando entro Olga seguida de seis chicas de seguridad, que se desplegaron rodeando nuestra posición, a un gesto de Olga una de ellas adoptó la misma postura que Anastasia, dejando espacio suficiente para moverse alrededor. Venia con la vista baja y el pelo por la cara y no vi quien era, aunque supuse que era la persona que nos había dejado entrar.
Hice ademán de moverme pero mi madre me sujetó el brazo y vocalizando me dijo “Observa”. Olga empezó a pasearse entre ellas y con una fusta toco a la Doctora.
-¿Nombre?
-Anastasia Muñoz.
-¿Cual es su ocupación?
-Médico.
-¡Esto no es un hospital!, ¿Que ha venido hacer aquí?
-No señora. Evitar que Segismundo siguiese cayendo en una depresión.
Hubo un intercambio de miradas entre Olga mi madre y yo, solo pude encogerme de hombros y afirmar, sorprendido.
-Posición de espera._ladró Olga.
Anastasia irguiendo el torso y sin levantar la vista, coloco las manos sobre las rodillas con las palmas hacia arriba.
-Informa sobre el estado de las lesionadas de esta sala.
-Golpes, contusiones, dos dedos dislocados y una ceja rota, la enfermera Begoña se está encargan de la inmovilización y de curar la ceja.
Repitió la misma operación, solo que se demoró dando dos vueltas alrededor de Primavera.
-¿Nombre?
-Primavera Rivas Ortiz.
-¿Cual es su ocupación?
-Emergencia y seguridad.
-¿Que clase de emergencia es dejar pasar por su puesto de seguridad a personas ajenas a esta institución?
-Ninguna señora.
-¿Porque dejaste entrar a Anastasia, Begoña y Segismundo?
- Cumplía ordenes de la Doctora Anastasia.
-¡Ordenes! Esas ordenes incluían poner en peligro a La Madre y lesionar a 5 compañeras
-No señora. Solo permitirles la entrada. Para conseguir una audiencia y evitar que Segismundo, siguiese cayendo en una depresión. Se lo debo, por mi culpa
-¡Silencio! Posición de espera.
Ahora me tocó a mi. Y no se porque, pero Olga me dio miedo, aunque ni siquiera se me acercó.
-Nombre._mire a mi madre que solo me sonrío.
-Segismundo Perez Ortiz.
-¿Cual es tu ocupación?
-Estudiante.
-¿Cual era tu intención al venir aquí?
-Ninguna, no tenia ni idea de donde me estaban llevando, ¿si, ni siquiera se donde estoy?.
-¿Porque has agredido al personal de seguridad?
-Porque se interponían entre mi camino hacia mi madre. Tampoco soy consciente de haber agredido a ninguna de las chicas de seguridad, pero se que lo he echo y lo siento.
-Llevaos a esas dos de aquí.
No opusieron resistencia y aun así las de seguridad, dos por cada una, las trataron con rudeza pero sin hacer excesiva fuerza, era mas el gesto que otra cosa. Estaban saliendo por la puerta y me di cuenta que Begoña estaba cerca esperando.
-Begoña, si has terminado nos vamos.
-Estoy lista, Madre.

Se coloco a mi lado y salimos de la sala siguiendo a mi madre con Olga a la cabeza, la comitiva la cerraban las dos de seguridad que estaban en la puerta, recorrimos un par de pasillos, subimos una escalera y tras recorrer parte del pasillo nos paramos delante de una puerta y mi madre me pidió silencio antes de entrar.

jueves, 2 de enero de 2014

Cambios

Esta es la historia de como acabe en la más dulce de las prisiones, y en donde matarían por ocupar mi lugar, si se llegasen a enterar.

Alguien me zarandeaba y me llamaba.
-Segismundo, Segismundo, estás bien, despierta.
-Que pasa, que... ah mi cabeza _dije sin abrir los ojos.
-Que ha pasado aquí.
-Aquí, ¿donde?._haciendo un esfuerzo, abrí los ojos._ -Pero que ha pasado aquí? _dije mirando a Eustaquia tras ver al las mujeres caídas en el suelo, intentando levantarme para ayudar.
-Quieto en la cama, no te muevas. Los de emergencias ya están avisados.
Me deje caer de nuevo en la cama y cerré los ojos, intentaba pensar que podía haber pasado para que todos en la habitación nos hubiésemos desmayado. Tenia la certeza de que alguien nos había atacado. Quién, cómo o porqué, solo me estaba dando mas dolor de cabeza. Dejé de pensar y llegaron los de emergencias. Tomaron las constantes de todos y fueron llevando a las mujeres en camillas yo fui el último, no quería que me llevasen al hospital.
-Si solo me duele la cabeza.
La jefa me dijo que había que hacer pruebas y que como era menor decidía por mi. Intenté explicar que estaba emancipado, la dio igual era menor de edad y sin la presencia de mis padres ella tomaba las decisiones, por lo menos conseguí que me llevasen en una silla de ruedas, me pusieron una mascarilla de oxigeno y me subieron a la ambulancia, allí me cambiaron la mascarilla.
-¿Cuantos dedos ves?
-Tres... Cincoo....Cua..._zZzZzZ
Me quedé dormido y desperté unas horas mas tarde atado a una camilla con una enfermera dando vueltas por “la habitación”. Paredes hormigón, sin ventanas, dos puertas y una rejilla de ventilación
-Hola! Perdona, me podrías decir..._La chica pegó un grito, un medio salto y se tropezó cayendo al suelo, todo en uno. Se levantó y se fue corriendo. Al minuto entró la jefa de emergencias.
-Deja de asustar a las chicas.
-Deja de secuestrar gente y tratarla como delincuentes peligrosos._dije, agitando el brazo con la correa.
-Ha sido por seguridad. No estaba segura de tu reacción al despertar.
-Uno no sabe como va ha reaccionar ante un secuestro. Si quieres cambiamos papeles y lo compruebas.
-No te preocupes, estoy bien así.
-Me vas a soltar o que.
-Me prometes que no vas ha hacer daño a nadie.
-No, te voy ha dar el golpe de escayola o el de hombro dislocado o prefieres el de costillas rotas.
-Como te pones por 4 tonterías de nada. _se puso a quitarme las coreas. Se entretuvo bastante mas de lo necesario
-No me sientan bien que me secuestren._dije cuando termino
-No vas a dejar el tema.
-Me voy a levantar.
-Adelante.
-Solo no puedo._Me ayudo a levantar.
-¿Vas a algún lado?_dijo sentada desde los pies de la cama.
-Al baño.
-Puerta de la derecha._no la hice caso y abrí la puerta de la derecha, para mi sorpresa estaba abierta y daba a un pasillo de cemento.
-Cuando te canses de dar vueltas, aquí te espero.
-Menuda ilusión!!_dije cerrando el pasillo y yendo al baño_-Y ahora qué.
-De momento nada, descansa, mañana ya hablaremos y nada de paseos._
-Si, si.
Se fue, quedándome solo con mis pensamientos, al rato entro una chica, intente entablar conversación, del tiempo, de su trabajo, de lo que fuese con tal de no pensar en lo que me pasaba. Nada, ni un hola, ni mirarme, ni acercarse, estaba aterrada. Ahora se porque, sabia que algo iba ha pasar, algo me golpeó quedé paralizado y ella callo al suelo con un segundo  de retraso. Por la puerta apareció la Doctora Ana, revolucionando todo.
-Tumbad a Segismundo antes de que se caiga. Comprobad como esta la chica y llevadla al hospital.
-¡Quien os creéis que sois para irrumpir aquí de esta manera!_se quedo blanca, como el yeso, al reconocer a la Doctora.
-Mira lo que ha traído el gato. ¿Tienes algún problema?. Te crees muy lista ¿verdad? te llevas a mi protegido y crees que no me voy ha enterar._dijo la doctora encarándose a la recién llegada.
-Yo... esto... Anastasia... esto no es lo que parece._¡Bam! tortazo
-Miente otra vez si te atreves y soy Doctora. Responde cuando se te pregunte. Has entendido.
-Si Doctora.
-Quiero todas que me des todas las grabaciones ahora mismo y tienes hasta las 10 de mañana para presentar un informe exhaustivo de todo lo que ha ocurrido.
-Si Doctora.
-Largo, fuera fus fus fus. ¿Y que hacemos contigo eh?_
-Podía llevarme a casa. _dije esperanzado
-No va ha poder ser. Sabes demasiado. _dijo ayudando a levantarme.
-Yo no se una mierda, no se donde estamos, ni quien es ella, ni que es lo que pasa aquí.
-Esta chica es una maleducada y a mi si que me conoces y no, no creo que sepas que pasa aquí pero ya debes de sospechar algo ¿me equivoco?
-No, no se equivoca._dije tras pensar un poco_ Pero joder que mas me puede pasar. Mierda de karma, para una puta vez que me pasa algo bueno.
-Ya te has calmado, a partir de ahora haz el favor de cuidar ese lenguaje. Vamos ha hacer una cosa, nos pasamos por el hospital, te hago un chequeo completo y luego te llevo a mi casa para que descanses.
-Tengo opción.
-Si quieres la llamo para que vuelva.
-Vamos al hospital.
-Perfecto entonces._salio al pasillo y regresó con, suponía, la misma silla de ruedas que usaron para traerme. Me dio un escalofrió.
-Venga hombre que no muerde.
Me senté y nos fuimos de allí. Estuvimos 15 minutos recorriendo pasillos, hasta que vimos claridad y salimos al exterior no pude ver mucho unos focos me deslumbraron, solo podía ver  sombras de gente moviéndose alrededor.
-¿Doctora, donde estamos? hemos salido al exterior, pero esto no es fuera._dije girandome en la silla.
-No, no es fuera.¿como es que estas tan seguro?
-La voz, se... pierde en el espacio, pero es limitado. La humedad, el frio, la falta de brisa. Es una cueva, estamos bajo tierra._susurre.
-No se te escapa una eh, para estar sometido a tantas novedades y extres, no lo haces mal.
-Gracias creo. Si me parase a pensar en lo que me ha ocurrido en las ultimas 24 horas y me esta ocurriendo, no seria capaz de reaccionar, prefiero centrarme en el momento, ya pensaré en todo lo que ha pasado.
-Doctora el lugar está asegurado, había tres habitaciones ocupadas, 2 contiguas donde había otra mujer herida, ya está trasladada y la otra a unos 100 metros con equipos de motorización y vigilancia._dijo una voz conocida pero que no pude identificar, ni ver.
-Gracias. Clausura lo todo.
Me empezaba a doler la cabeza, cerré los ojos y me centre en respirar y en no pensar. En mi mente se formaron una imagen de lo que me rodeaba, había dos presencias, detrás confianza, calidez y seguridad a su lado alegría, diversión y contención. Di un respingo en la silla.
-Así se hará Doctora._se fue
-Estas bien.
-Si!!, bueno no... no mucho. Me duele la...la cabeza.
-En un momento llegamos intenta relajarte.
No tardamos mas de cinco minutos en llegar a un ascensor moderno que llevaba al hospital. Una vez allí me hizo las pruebas, escáner, radiografiás, de todo y en menos de media hora estábamos saliendo en dirección a su casa. Me dio un pequeño tour salón y cocina planta baja, 5 habitaciones en primera planta cada una de ellas con baño. Solo me pidió que respetase el segundo piso y las puertas cerradas con llave. En la habitación que me indicó, tenia una maleta, con ropa de mi casa, a estas alturas no me sorprendía nada o casi. Me estaba peleando con la camiseta, que se había enganchado en la cabeza, y pensando como ducharme sin mojar la escayola.
-¿Está bien, necesita ayuda?
-No me vendría mal una ayudita._me liberó la cabeza
-¿Pero que haces tu aquí? _dijimos Begoña y yo a la vez